18 octubre, 2006

Caso AMIA: Una herida que no cierra


El 18 de Julio de 1994 se produjo el mayor atentado terrorista de la historia de la Argentina. Ese día, lunes, a las 9.53 am una bomba destruyó la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), institución judía dedicada a la asistencia social y a la cultura ubicada en la calle Pasteur al 600 en Capital Federal. Este ataque dejó un saldo de 85 muertos y más de 300 heridos.
Muchas fueron las víctimas, tanto gente que trabajaba en el edificio como gente que paseaba, que iba camino a la facultad o que trabajaba en los alrededores del edificio.
El 17 de Marzo de 1992, otra explosión había derribado a la Embajada de Israel asesinado a 26 personas. Dos años más tarde se repitió el caos en la sede de la AMIA.
Gritos, llantos, desesperación e incertidumbre hicieron que estas dos situaciones quedaran en el tiempo y dieran lugar a la ineficacia de los organismos de seguridad.
Los primeros culpables serían Carlos Telledin y un grupo de policías de moral dudosa.
En cuanto a las pistas se habla de un camión desconocido que dejo un volquete frente al edificio, del motor de una traffic, y también se habla de una ambulancia la cual usaron para despistar el estallido de la bomba.
A 12 años del hecho, lo único claro es “cuándo” y “dónde”, sin embargo el “quién”, el “por qué” y el “para qué” todavía no existen.
Aún hoy, a 12 años del caos, este atentado está impune y sus autores siguen libres, gozando de esa impunidad.
A pesar de todos los actos de justicia que se hacen, la gente dañada o no por este hecho investiga para que este atentado se aclare y se haga justicia por sus seres queridos; pero el poder es más fuerte que cualquier otra cosa.
Emanuel Moreno
5to. 2da. – turno vespertino